La toxina botulínica tipo A (comercialmente llamada “Botox”) suele conocerse por su aplicación estética en la corrección de arrugas y líneas de expresión. Pero además tiene otras importantes aplicaciones médicas, como por ejemplo en el tratamiento del exceso de sudor (hiperhidrosis). De hecho, la toxina botulínica ha supuesto una auténtica revolución en el tratamiento de esta patología, mejorando de forma significativa la calidad de vida de estos pacientes.
¿Qué es la hiperhidrosis?
El término hiperhidrosis se utiliza para describir la producción excesiva de sudor. Es común, y puede afectar a zonas locales (axilas, palmas, plantas) o de manera generalizada. Sus causas son mútiples; lo más frecuente es que la causa sea idiopática, es decir, sin un factor exógeno. Otras veces este aumento de sudoración tiene un origen endocrino, como el hipertiroidismo. En otras ocasiones pueden ser los fármacos los agentes implicados en la hiperhidrosis. Puede ser un trastorno que afecte de manera importante la calidad de vida y las relaciones interpersonales.
Hallazgos cutáneos y diagnóstico
Los hallazgos cutáneos son simples: un aumento de la sudoración en una o varias regiones del cuerpo. Suele ser el propio paciente el que explica que mancha de sudor las camisetas o que el sudor de sus manos le impide realizar las actividades de la vida diaria. Las zonas más frecuentemente afectadas son las axilas, las palmas de las manos y las plantas de los pies.
El diagnóstico es evidente con la simple inspección del área afectada. En ocasiones puede estar indicado realizar una evaluación analítica para descartar algún trastorno asociado como alteraciones endocrinas.
Tratamiento
Básicamente existen cuatro tipos de tratamientos: fármacos (habitualmente poco efectivos), iontoforesis, la cirugía y la toxina botulínica.
La iontoforesis es una terapéutica física que consiste en la introducción de una sustancia ionizable a través de la piel intacta mediante la aplicación de una corriente continua, es relativamente poco utilizado en nuestro medio, suele indicarse para hiperhidrosis plantares.
La cirugía consiste en seccionar con bisturí o comprimir mediante clips la vía nerviosa que regula la sudoración de las manos, axilas y cara. Para llevar a cabo este procedimiento es preciso utilizar anestesia general y permanecer en torno a 12 horas hospitalizado tras el procedimiento. La recuperación completa se produce a los 2-3 días. Sólo se lleva a cabo cuando el tratamiento médico haya fracasado o haya tenido pocos resultados en el enfermo. La eficacia de la técnica es elevada, pero tiene los riesgos de toda intervención quirúrgica invasiva. Además, en algunos casos tras la cirugía se produce lo que denominamos sudoración compensatoria, efecto indeseado que consiste en una hipersudoración de la espalda y/o los muslos.
