Se acaba de publicar un estudio científico en la revista Journal of the American Academy of Dermatology en el que se pone de manifiesto el escaso hábito de utilizar cremas de protección solar al conducir, suponiendo un aumento del riesgo de cáncer de piel en las zonas expuestas al sol.
En este interesante estudio, describen cómo de media nos pasamos 80-100 minutos al día conduciendo, suponiendo de largo la actividad en la que de forma más frecuente nuestra piel se expone crónicamente al efecto de la radiación ultravioleta (más que por ejemplo realizando deporte al aire libre). Los autores observaron que tan sólo el 27% de los pacientes se aplicaban fotoprotector durante la conducción, y la mayoría consideraba innecesario el fotoprotector si la ventana estaba cerrada. Analizando los antecedentes de cáncer de piel, observaron una mayor aparición de cáncer de piel en las zonas izquierdas del cuerpo expuestas a la exposición solar (cara, hombro, brazo y mano). La aparición de cáncer de piel fue similar en ambos lados si el paciente tenía un coche con los cristales tintados.
Importante conclusión del estudio: es necesario utilizar crema de protección solar al conducir, incluso con las ventanillas cerradas.
¿POR QUÉ PUEDE AUMENTAR EL RIESGO DE CÁNCER DE PIEL AL CONDUCIR?
La respuesta es que los cristales de los automóviles permiten el paso de la radiación ultravioleta A (UVA), implicada en el desarrollo del cáncer de piel. Es importante conocer que los cristales en general impiden el paso de la radiación ultravioleta B (UVB), pero sí permiten el paso de la radiación UVA. Clásicamente se ha considerado a la radiación UVB como la principal responsable para el desarrollo de un cáncer de piel. Sin embargo, estudio recientes demuestran cómo la radiación UVA acumulada también es importante en desarrollo de cánceres cutáneos. Por ello los dermatólogos desaconsejamos el uso recreativo de las cabinas de rayos UVA.
Es importante destacar que los cristales laterales son los que menos protegen frente a la radiación UVA, por lo que el riesgo de desarrollo de cáncer de piel es mayor en el hombro, brazo y mano izquierda respecto a la cara.
Los cristales tintados, por su parte, protegen de la radiación ultravioleta A y B, por lo que ejercen un efecto protector frente al desarrollo de cáncer de piel.
De todos es conocido el efecto "envejecedor" de la radiación ultravioleta sobre la piel, produciendo manchas, arrugas y flacidez. Como ejemplo paradigmático de ello tenemos la imagen publicada en la revista ´New England Journal of Medicine´ hace unos meses (imagen de la derecha), en el que se mostraba la cara de un camionero estadounidense de 50 años, con claros signos de envejecimiento en la región izquierda de su cara, debido a la exposición crónica al sol en ese lado mientras conducía.
Pero no sólo existe una repercusión estética. La radiación ultravioleta puede aumentar el riesgo de desarrollar un cáncer de piel, el conocido "efecto memoria" de la piel. Este riesgo aumenta en el caso de que la piel acumule quemaduras solares.
CONCLUSIONES
Es aconsejable el uso de cremas de protección solar durante la conducción, especialmente en caso de exposiciones prolongadas. Los pacientes deben conocer que a pesar de que las ventanas estén cerradas, la radiación ultravioleta A traspasa los cristales y puede producir un efecto perjudicial sobre la piel, envejeciéndola y aumentando el riesgo de cáncer de piel.