El lipoma cutáneo es una
tumoración benigna del tejido adiposo, encapsulada y localizada preferentemente
en extremidades, tronco, abdomen y nuca. Suele tener forma ovoidea y a veces
polilobulada, es de consistencia elástica, no suele estar adherido a la piel ni
a los planos profundos y en ocasiones infiltra a planos más profundos. Crece
lentamente y llega a alcanzar gran tamaño. Este cúmulo de grasa ubicado
bajo la piel por muchos meses o años y normalmente son asintomáticos.
El
diagnóstico es clínico, sin embargo, en algunos casos se complementa con una
ecografía. Se palpa como una zona blanda, móvil e indolora de algunos
milímetros a varios centímetros de diámetro. Su crecimiento es muy lento.
Ubicaciones habituales son la frente, cuero cabelludo, tronco o brazos.
Su tratamiento es la escisión quirúrgica La mayoría
de las veces se trata de un procedimiento ambulatorio con anestesia local. Otra
manera de extraerlo es con lipoaspiración tumescente. Su recidiva es infrecuente, pero
ocasionalmente, con el transcurso del tiempo pueden aparecer nuevos lipomas.
Al
extirpar un lipoma habitualmente se envía a la muestra a estudio histológico
con una biopsia diferida, lo que permite descartar algún componente atípico con
potencial oncológico.
Los lipomas,
motivo frecuente de consulta médica, son tumores benignos conformados por
tejido graso que aparecen en cualquier parte del cuerpo a nivel subcutáneo
(debajo de la piel), aunque pueden afectar estructuras más profundas.
No hacen
distinción de sexos y se presentan en general en edades adultas, sobre todo en
las mujeres a partir de los 40 años, lo que algunos atribuyen a razones
estéticas por cuanto ellas acuden al médico con mayor frecuencia que los
hombres en busca de atención.